Sabemos que manipular el popó de tu ringo es la parte menos divertida y glamurosa de tener un amigo peludo, sin embargo, revisar las heces es una de las tareas diarias que todo tenedor debería realizar debido a que cualquier cambio en el color, la consistencia, la frecuencia, el olor y la cantidad de cada deposición nos podría alertar de una posible enfermedad o cambio importante en el cuerpo de nuestro ringo.
El color normal de las heces de un perro debería ser café oscuro gracias al pigmento estercobilina, esta sustancia es producto de la degradación de la bilirrubina en el proceso de la digestión intestinal.
En general debería ser uniforme, pero en ocasiones se puede ver cuerpos extraños como pedazos de juguetes, fruta o pasto sin digerir e incluso gusanos, esto último es una señal para acudir con un veterinario.
El popó de tu ringo debe tener una consistencia firme, un bollito demasiado blando podría indicar que los intestinos no están realizando una correcta absorción de los nutrientes de los alimentos, por el contrario, si son muy duras podrían ser por deshidratación.
Popó con capas de moco o sangre, diarrea o popó dura de color negro: pueden ser indicios de sangrado en la parte superior del tracto gastrointestinal por lo que debes consultar de inmediato.
Heces con puntos blancos parecidos a granos de arroz: puede tratarse de gusanos, ya que en muchas ocasiones los parásitos internos son eliminados a través del popó, y en algunos casos es posible ver estos parásitos en el ano de tu ringo, así que debes estar muy atento.
Heces grises: son un indicio de problemas en el hígado o el páncreas, así que no dudes en acudir a un veterinario en busca de ayuda.
Luego de echarle un ojo minucioso a las heces de tu ringo, debes proceder a recogerlas, recuerda que a nadie le gusta llevar popó pegado en su zapato; puedes limpiar con papel periódico o llevar siempre contigo bolsas que te sobren o comprar directamente los productos que el mercado ofrece para esta tarea.
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