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Los temblores en los perros pueden parecer inofensivos, pero también pueden ser una señal de que algo no anda bien. Como perrunos responsables, es clave entender por qué tiembla un perro, cuándo es normal y cuándo debemos consultar al veterinario. Desde frío hasta enfermedades, aquí te contamos todo lo que debes saber para cuidar mejor a tu peludo.
Los perros pueden temblar por muchas razones, incluso cuando aparentemente están tranquilos. En ocasiones, los temblores son parte de una reacción emocional (como la emoción al verte llegar) o una respuesta física a su entorno. Pero también pueden deberse a causas más complejas como el dolor, el estrés o problemas de salud.
Los perros tiemblan, igual que nosotros, cuando tienen frío. Esto es común en razas pequeñas, de pelo corto o en perros mojados. Si tu ringo se sacude después de un baño o una salida bajo la lluvia, probablemente solo esté tratando de secarse y regular su temperatura.
Los fuegos artificiales, las visitas al veterinario o los ruidos fuertes pueden generar temblores por miedo o ansiedad. A veces vienen acompañados de jadeos, orejas hacia atrás, llanto o intentos de esconderse. Observar su lenguaje corporal te puede dar pistas sobre lo que está sintiendo.
Sí, los peludos también tiemblan de felicidad. Es común verlos temblar cuando juegan, cuando sales con la correa o cuando regresas a casa. Es una forma de liberar energía. Esto se nota especialmente en perros jóvenes o razas más expresivas como los chihuahuas.
Los perros mayores pueden presentar temblores debido a la edad, especialmente en las patas traseras. A veces es fatiga o pérdida de fuerza muscular. En otros casos puede indicar dolor articular o condiciones crónicas que necesitan atención.
El moquillo, por ejemplo, es una enfermedad viral que puede causar temblores, fiebre y secreciones. También infecciones del oído, problemas renales o intoxicaciones pueden generar temblores. Si tu perro tiembla y además está decaído o con otros síntomas, no esperes: consultá al veterinario.
Este trastorno neurológico se presenta como temblores constantes sin causa aparente. Afecta más a razas pequeñas y jóvenes, pero puede presentarse en cualquier peludo. Se diagnostica con exámenes médicos y puede tratarse, pero requiere seguimiento profesional.
Si tu perro tiembla dormido, lo más probable es que esté soñando. Durante la fase REM del sueño, los ringos pueden mover las patas, hacer sonidos o temblar levemente. Esto es normal, pero si los movimientos son muy fuertes o prolongados, vale la pena consultar con el veterinario para descartar convulsiones u otros trastornos.
Nada sin supervisión. Algunos perrunos intentan darle a su ringo remedios naturales o medicamentos humanos, pero esto puede ser peligroso. Solo el veterinario podrá decirte qué necesita, según la causa del temblor.
El frío es fácil de identificar si estás en un entorno con baja temperatura. En cambio, el dolor puede ir acompañado de quejidos, dificultad para moverse, rigidez o falta de apetito. En ambos casos, proteger a tu peludo con una manta, descanso y observación es clave, pero el paso más seguro es la consulta veterinaria.
Cuidar su bienestar no es solo cuestión de alimento, también es estar pendiente de su lenguaje corporal. Y si algo no te suena bien, mejor consulta.
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