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Para comenzar a hablar sobre esta enfermedad gastrointestinal, debemos saber su origen. El páncreas es una glándula pequeña, que está situada en el abdomen (vientre), junto con el hígado y tiene contacto con el estómago. Esta fábrica jugos digestivos (enzimas) que segregan al intestino delgado y que ayudan a digerir de manera correcta los alimentos ricos en carbohidratos, proteínas y grasas para su posterior absorción en el intestino.
Esta enfermedad es mucho más frecuente en perros y se puede dar de forma aguda o crónica, ligera o grave, es importante que se diagnostique de manera oportuna y que, por lo tanto, reciba su respectivo tratamiento adecuadamente, en casos graves, puede desencadenar la muerte de la mascota.
Sin embargo, hay que tener en cuenta que en la fase aguda pueden resolverse las alteraciones, sin dejar a un lado que puede llegarse a la fase crónica.
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En muchos casos de perros que han tenido esta enfermedad, el origen de la inflamación no se llega a conocer; sin embargo, puede deberse a la ingesta de comida y las dietas con elevada cantidad de grasas o a la administración de medicamentos u otras sustancias.
Existen algunos factores como un alto nivel de lípidos en sangre, predispuestos en ciertas razas y en algunos perros que sufren de obesidad, y esto puede facilitar la aparición de pancreatitis. Esta enfermedad puede afectar a cualquier animal y suele ser más frecuente en las razas pequeñas y medianas y de edad media y avanzada entre los 5 años en adelante y específicamente en perros que tienden a ser obesos.
Los síntomas más comunes que solemos encontrarnos en los perros son los siguientes:
Estos síntomas pueden presentarse de forma gradual, aunque en ocasiones aparecen de forma aguda, requiriendo un tratamiento de urgencia. En cualquiera de los casos es importante llevarlo inmediatamente a la clínica veterinaria.
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Fuentes
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